lunes, 19 de septiembre de 2011

El Gerês, ante un futuro incierto (2010)

LA LUCHA CONTRA EL FUEGO

LA VOZ EN EL GERêS

El Gerês, ante un futuro incierto


Los vecinos del parque nacional portugués consiguieron salvar sus casas, pero se enfrentan ahora a una ardua y todavía lejana reforestación de pinos, eucaliptos y especies autóctonas como el carballo
Autor:
E. Vázquez Pita
Fecha de publicación:
6/9/2010
Agosto es el mes más cruel, criando lilas de la tierra muerta, mezclando memoria y deseo, removiendo turbias raíces con altas temperaturas. Parafraseando al poeta T.?S.?Eliot, el verano sorprendió a los vecinos del parque nacional de Peneda-Gerês. Esta extensión, que supera los 700 kilómetros cuadrados y que fue abierta en 1971, es ahora tierra baldía.
La entrada al parque por Ponte da Barca, a media hora de Tui, no puede ser más desoladora. Árboles retorcidos por el calor intimidan al visitante mientras algunos operarios con motosierras limpian de matojos las cunetas. Eso no parece echar atrás a dos cicloturistas franceses que siguen la carretera en dirección a la frontera y la villa gallega de Lobios.
El camino hacia el interior del parque depara inmensas panorámicas de los cañones del Limia, cuyas laderas aparecen calcinadas a escasos metros de las casas. Un viejo Renault-4 de color verde sube por la estrecha y serpenteante carretera de Vilarinho de Quartas. El coche y el agua del río Limia son las únicas notas de color verde en un paisaje carbonizado. Aún es pronto para hablar de reforestación con los vecinos, tras quince días de tregua. «No sabemos qué vamos a hacer ahora», comenta un ganadero. Han sido víctimas de una caída de fichas de dominó. El fuego se inició fuera del parque y se extendió sin control. Allí limpian los montes y nadie escatimó medios para apagar los incendios. Llegaron a participar 700 bomberos.
El mayor incendio duró quince días en Terras do Bouro y arrasó Vilarinho das Furnas, Serra Amarela, Lindoso y Mata de Cabril. Ardieron 3.529 hectáreas de carballos, árboles resinosos y matorral. Este siniestro amenazó los alrededores del municipio de Lobios y el parque de O Xurés, una zona de gran valor histórico porque la cruza la antigua calzada romana que unía Astorga con Braga. Los gobernadores de la época inscribieron su nombre en los mojones que numeraban las millas. Los excursionistas pueden, además, recorrer una senda repleta de pozas que permiten bañarse en los riachuelos.
El Instituto da Conservação da Natureza e a Biodiversidade (ICNB) confirma que este fuego comenzó fuera del parque del Gerês, lo mismo que los otros dos mayores incendios de agosto en la zona. Los datos provisionales se basan en las evaluaciones del terreno y de datos cartográficos. En Arcos, Travanca, Mezio y Soajo se perdieron 2.465 hectáreas de foresta, entre ellas pino silvestre autóctono. El fuego duró diez días, y algunos bomberos que intervinieron en la extinción hablan de tres mil hectáreas calcinadas.
Esta zona del río Lima (Limia, en Galicia) está plagada de leyendas. La más conocida habla de una legión romana comandada por Junio Décimo Bruto y que se negó a cruzar el río por miedo a perder la memoria. El general vadeó el caudal a caballo y desde la otra orilla llamó por sus nombres a sus más asustados subordinados. Así pudieron avanzar hacia el fin del mundo.
El tercer incendio de gravedad se situó en Brufe, Calcedonia, Gerez y Vilar de Veiga y duró ocho días. Solo el cuarto fuego, el de Fafiao, con 689 hectáreas quemadas, se inició en el propio parque. Ardieron pinos silvestres y bravos, eucalipto, mimosas y matorral.
De estas áreas arrasadas, el 18% eran de conservación de la naturaleza y el resto estaban destinadas a actividad humana. Al menos, 724 hectáreas quemadas gozaban de protección total, sobre todo en Mata do Cabril. Dañaron tejos y nidos de halcón peregrino. La zona donde había menor actividad humana fue la que sufrió menos daños, aunque lo devastado equivale al 2% del parque.
Todo apunta a que las autoridades ampliarán ahora el número de cortafuegos para frenar el avance de los incendios.

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