lunes, 19 de septiembre de 2011

India, ¿nuevo gigante económico? (2006)

India, ¿nuevo gigante económico? (2006)


(La Voz de Galicia, E.V.Pita, 5 noviembre 2006)
Publicado en

http://www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2004/09/18/3035444.shtml

el 5 de noviembre del 2006, sección Economía

Crónica | Examen al futuro tigre asiático

India, ¿nuevo gigante económico?

La patria de Gandhi crece a un ritmo del 8% anual y los expertos vaticinan que será una superpotencia en pocas décadas. Pero la mayoría del país vive en la miseria.

E. Vázquez Pita
(Nueva Delhi)

Una turista entra un poco asustada en la lúgubre consulta de una astróloga del pueblo de Malawa, en las afueras de Nueva Delhi. La cliente se sorprende al oír la inconfundible musiquilla que abre el sistema operativo Windows.

La vidente examina la pantalla y teclea la fecha, hora y lugar de nacimiento de la mujer que desea conocer su futuro. Un sofisticado programa matemático calcula las posiciones de los planetas y
elabora en unos minutos la carta astral completa, que sale por la impresora.

Éste podría ser un símbolo de los grandes cambios económicos que acontecen en la India, el futuro tigre asiático, cuyo producto interior bruto crece a un ritmo del 8% anual desde hace tres años. Y eso a pesar de su pésimas infraestructuras viales.

Quizás el lugar donde mejor se aprecien estos avances es Bangalore, la ciudad preferida de los hindúes para vivir y la segunda para ganar dinero (después de Bombay). No es extraño. Bangalore es la meca de los más brillantes informáticos de la India, que trabajan
en pulcros campus que poco tienen que envidiar a Silicon Valley.

Por este motivo, las empresas de telefonía de Estados Unidos acuden aquí a subcontratar empleados para atender los servicios 902 al cliente. La gran ventaja es que los teleoperadores hindúes
hablan inglés, tienen una gran formación académica y cobran diez veces menos que un norteamericano.

El salario medio mensual en la India es de 15.000 rupias (270 euros), cantidad con la que «se puede vivir dignamente». Lo normal es cobrar tres veces menos.

La alianza con Estados Unidos parece casi natural. Por todo el país proliferan las academias y colegios privados que ofrecen másteres para preparar el examen de ingreso en las universidades del socio americano. Cada año, salen de las 292 universidades dos millones de licenciados, de los que 150.000 son ingenieros. Una de sus especialidades es el software, que exportan incluso a China. El negocio ya alcanza los 50.000 millones de dólares anuales. Las divisas son el triple.

La bonanza se percibe desde el 2003. El país tiene 1.100 millones de habitantes y, según las estimaciones, existen 98 millones de personas que ingresan entre 200.000 y un millón de rupias anuales (de 4.000 a 20.000 euros). Es decir, la clase media es superior a toda la población de Alemania. Otros ya hablan de 40 millones de personas que mejoran cada año su nivel de vida, tantos como españoles. Y el club de millonarios equivale a Suiza o Portugal.

Este poder adquisitivo hace que el mercado hindú sea suculento para las firmas de consumo, si se tiene en cuenta que cuatro de cada diez habitantes del planeta viven en China e India.

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Las televisiones por cable muestran anuncios de champús, golosinas de chocolate o los últimos éxitos de rock y discotecas. Incluso las teleseries muestran una imagen de clase media, con familias adorablesque visten a la moda y residen en chalés adosados con una cuidada decoración más propia de un edulcorado filme de Bollywood. Si un visitante no saliese del hotel e hiciese zapping en el centenar de canales por satélite, pensaría que la patria de Gandhi es el colmo del glamur.

Sólo a veces se deslizan algunas imágenes salidas del guión como una concursante de la tele que hacía equilibrios con varias jarras sobre su cabeza mientras caminaba sobre cristales con sus pies desnudos. ¿Una aprendiz de faquir?

En la capital, Nueva Delhi, los modernos rascacielos acristalados crecen a las afueras como setas. La autopista sigue en obras de ampliación, y la primera línea de metro ya está operativa. Marcas como Adidas o Rolex copan los escaparates de las tiendas exclusivas de la plaza Cognaught. En el suburbio de Gurgaon crecen las fábricas de electrónica y automóviles.

Y en las avenidas de Jaipur, las mujeres circulan en potentes motos de marca japonesa sin mancharse su colorido sari.

Habría que desplazarse al rural para percibir el grado de penetración de Internet. En un remoto pueblo de Malawa, un pequeño colmado anuncia en la pared: Cibercafé. En la mesa, dos viejos monitores listos para navegar o hablar vía telefónica por el Skipe.

Los expertos vaticinan que India será el tercer gigante económico, tras China y Estados Unidos, pero ¿qué pasa con los otros mil millones de habitantes restantes que no usan la tarjeta de crédito?

El 65% de los hindúes vive de la agricultura, la mayoría tiene menos de 24 años, cuatro de cada diez no sabe leer y ganan entre 750 y 2.500 dólares al año.

No hay más que darse un paseo por las chabolas de lonas de plástico que proliferana escasos metros de los nuevos rascacielos de
Nueva Delhi. A su lado, en los vertederos, juegan los niños y pacen los puercos salvajes.

India logró fabricar la bomba atómica en 1997 pero, paradójicamente,
los apagones de luz son el símbolo de las dificultades estructurales del país. Se necesitaría una fuerte inversión para convencer al empresario extranjero quese ha quedado atrapado en el ascensor del hotel de Delhi por un apagón.

La red de ferrocarril es la más extensa del mundo pero no ha sido renovada. Los cambios de vía aún se hacen por el sistema manual. Las estaciones, como la Central de Agra, disponen de modernos marcadores digitales pero los niños abandonados cruzan las vías, y los perros callejeros se pelean en los andenes. La cruda realidad desluce la postal de los parques del Taj Mahal.

Quizás el talón de Aquiles sean las pésimas comunicaciones por carretera. Para cubrir 100 kilómetros se necesitan dos o tres horas, tantas como para salir de un atasco en Nueva Delhi, siempre que no cruce una vaca la mediana.

Otro obstáculo a la libre movilidad son las pésimas vías comarcales que unen grandes capitales del interior. Sólo tienen dos carriles pero cobran un peaje de 120 rupias (2 euros).

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