lunes, 19 de septiembre de 2011

Luna de miel «on the road»: Yosemite Park, Las Vegas, Ruta 66, Grand Canyon y L. A. (2011)


Publicado en el suplemento Fugas de La Voz de Galicia el 16 de septiembre del 2011, pagina 12 y 13

Luna de miel «on the road»: Yosemite Park, Las Vegas, Ruta 66, Grand Canyon y L. A.


Muchos recién casados alquilan una autocaravana o una Harley-Davidson y se lanzan a la aventura de cruzar los desiertos de Nevada y vivir los espectaculares atardeceres de Arizona.


E. VÁZQUEZ PITA | Tirar millas por el Oeste americano hace hervir la imaginación de muchos turistas. Distancias enormes y galones de gasolina.
Quienes disfruten su luna de miel allí vivirán una romántica aventura por interminables carreteras rectas que cruzan inhóspitos desiertos, montañas rojizas castigadas por el viento, ciudades repletas de casinos que imitan la torre Eiffel o Roma o moteles sacados de una escena de Psicosis. El camino no tiene pérdida: basta con seguir a
las parejas de moteros en Harley-Davidson que quieren llegar a tiempo al atardecer del gran cañón del Colorado.

Al volante, uno se siente protagonista de road movies como Thelma y Luise, Corazón salvaje o París-Tejas. Por ello, muchos recién casados (o que pronto unirán sus vidas tras una rápida ceremonia en un casino de Las Vegas sin validez legal en España) eligen la carretera para cruzar el país de los cow boys durante tres semanas. El
cambio de moneda abarata el viaje. Un desayuno cuesta 3 dólares pero el turista europeo paga 2 euros. La otra ventaja es que en Estados Unidos basta con mostrar el carné de conducir español y una tarjeta de crédito para alquilar un coche (más tasas y seguro).

Otros optan por conducir una autocaravana, casas con ruedas tan
grandes como autobuses. El itinerario pasa inevitablemente por la boscosa Arizona (fuera tópicos), Nevada y parada final en Santa Mónica, la playa de Los Ángeles (allí dicen L. A.).

Ellos solos, su vehículo y el asfalto. Y no faltan atractivos: puestas de sol anaranjadas en Red Canyon y Sedona, las más bellas del mundo con permiso de Fisterra, un paisaje de vértigo en el Grand Canyon, noches locas en Las Vegas y parada en los bares llenos de recuerdos de la mítica Ruta 66.
San Francisco es un buen punto de salida. Un apacible aperitivo comparado con lo que se avecina. Allí, hay una nube parada sobre la bahía, así que la primera compra será una sudadera y un biberón-cantimplora para mantener caliente el café. Por el frío.
Para visitar la isla-prisión de Alcatraz conviene reservar por Internet tres semanas antes. Y es obligado cruzar la interestatal 101 por el puente Golden Gate, mejor con niebla.

La segunda parada es el parque de Yosemite. Lleva dos horas cruzarlo. Allí reinan las secuoyas, árboles altos como rascacielos, los mayores seres vivos. El valle glacial reserva otras sorpresas, como un pico redondo (el Half Dome) partido por la mitad. Hay que reservar cama con meses de antelación. Y ojo con los osos, que roban la
comida en los coches de los turistas.

La luna de miel on the road sigue por el Death Valley, un paraje lunar tan desolado que hay que llevar botellas de agua y comida para varios días.

 La siguiente parada es Las Vegas, una ciudad temática plantada en medio de la nada. El mejor plan es reservar una habitación en algún casino de la bulliciosa Las Vegas Boulevard, como el Luxor, que imita una pirámide egipcia, el Caesar Palace, que parece un circo romano, o el Venice, con góndolas.

Todo está pensado para que el visitante se sienta cómodo y por eso han instalado escaleras mecánicas para cruzar los pasos elevados o un tren monorraíl que pasa por los casinos. La musiquilla y los destellos de las máquinas incitan a gastar en una ciudad abierta las 24 horas. El dinero se evaporará en fichas, tiendas de superlujo, restaurantes de moda, espectáculos musicales o museos de la serie televisiva CSI. La casa siempre gana, pero el jugador paga por sentir unos minutos de emoción. Un consejo para el recién casado: no caiga en la tentación de aceptar publicidad callejera de chicas y gogós (recuerde que lleva a su esposa cogida de la mano).

La siguiente escala está en el Grand Canyon, a cinco horas en coche de Las Vegas por la interestatal 40. Este tramo coincide con la mítica Ruta 66 entre Williams y Flagstag, donde se cruzará con parejas de moteros con pañuelo y chupa de cuero. Si desayuna en el Galaxy, se sentirá transportado a los años 50 como en Regreso al futuro.

El parque nacional del Gran Cañón está rodeado de bosques, lo que rompe el tópico de Arizona.Suele haber tormentas. Para dormir en una cabaña, reserven con un año de antelación, pero la recompensa es irse a dormir tras pisar acantilados de vértigo y estremecerse con atardeceres rojizos con la salida de la luna tras las montañas. Dicen que la cara norte es más impactante. pero el camino es largo.

En Sedona, escenario de películas  de vaqueros, la puesta de sol tiñe de amarillo los montes en forma de mesa. La visita incluye paisajes desolados como Diablo Canyon, Meteor Crater, el castillo de Moctezuma o las reservas de navajos y hopis. Al volante, uno se inquieta cuando asoman por el espejo retrovisor las chimeneas de un truck (camión) como en El diablo sobre ruedas. Será un largo trecho hacia Los Ángeles. Mejor, en avión.


LAS VEGAS
ESPECTÁCULO, CASINOS Y LUJO
¿Quiere gastar su dinero? Las Vegas es el  mejor sitio: boutiques de lujo, casinos abiertos las 24 horas, bodas y musicales.

GRAND CANYON
EL VÉRTIGO DE LA NATURALEZA SALVAJE
Sus cumbres son el fondo de un antiguo océano y su cañón, fruto de la erosión del río Colorado. Atardeceres inolvidables.

RED CANYON
LOS MÁS BELLOS ATARDECERES
Escenario de las películas de John Wayne y Ava Gadner, el Red Canyon y Sedona muestran el lado romántico del Oeste.

RUTA 66
MOTEROS QUEMANDO RUEDA
Esta mítica carretera es motivo de orgullo turístico para los poblados y bares que atraviesa desde Chicago a Los Ángeles.


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